lunes, 6 de octubre de 2014

Mi dilema sobre el mundo real

¿Algún día veré un mundo virtual?, fue la pregunta que me hice hace casi quince años al ver por primera vez Digimon, siendo uno de mis sueños ser uno de los niños elegidos que portaban los Digivices y se transportaban a otras dimensiones para vivir aventuras en ese mundo paralelo.Quizá mi sueño jamás se cumplirá y con ello me refiero al hecho de viajar a través de otras dimensiones siendo uno de los niños elegidos, en primer lugar por el hecho de haber llegado al cuarto de un siglo en edad, y en segundo lugar porque la tecnología actual no permitiría cumplir con tal fantasía.

Sin embargo, a pesar de no poder ver esa clase de mundo, en los últimos años he observado como la sociedad en la que vivimos está creando un nuevo mundo, que para mi sorpresa se parece a ese mundo virtual que aparecía en mis sueños de infancia. Y tal vez ese mundo sea la creación de gente como yo, personas de mi edad que soñaban con lo mismo y sobre las redes existentes, poco a poco van desarrollando una sociedad en este nuevo mundo, una realidad alternativa.

Probablemente pienses que aquello que he escrito suena bastante ridículo y fantasioso, pero hay que considerar algunos hechos que día a día ocurren y que empezamos a considerar como normal. Por ejemplo el hecho de tener amigos con los cuales solo te comunicas por medio de algún programa de mensajería instantánea, o ver romances maravillosos en las redes sociales que en el mundo “real” son una combinación de peleas y llanto, o el hecho de que para elegir a alguien como representante en el gobierno, esta persona debe ser popular en el nuevo mundo.

Ante estos ejemplos solo queda decir que el mayor miedo y deseo de muchos se ha hecho realidad: La humanidad ahora vive en dos mundos. Estos mundos son similares y a la vez diferentes, con códigos de ética, normas, convenciones sociales, drama e incluso maldad. Y aunque nos parezca producto de una película de ficción, cada vez más personas se conectan todos los días a las vidas paralelas, a los “avatars” que manejan y a los personajes que dan vida en el nuevo mundo.


¿Estamos ante un gran cambio? ¿La humanidad dejará de existir en el mundo real? ¿Es el mundo virtual menos real que el mundo físico? Son muchas de las preguntas que día a día cruzan por mi mente, y aunque para muchos parezca obvio, incluso para mí en un inicio, no puedo dejar de preguntarme a mí mismo si realmente estamos dejando de vivir en el mundo real para poblar el nuevo mundo, un mundo donde las reglas que conocíamos cambian, donde muchos escapan por problemas, donde otros realizan sus fantasías: El nuevo mundo.

Aquellas nuevas interrogantes empiezan a circular por nuestras mentes cada día que pasa desde que nos empezamos a conectar a las redes, generando nuevos conceptos y una evolución en la forma de pensar de los seres humanos, acerca de la realidad, su naturaleza e importancia. Tal vez llegue un momento en el cual el concepto de realidad cambie completamente, sin embargo, hasta entonces creo que lo mejor que puedo hacer es seguir corriendo y comiendo en el mundo que yo considero que es real.


domingo, 6 de julio de 2014

ÚLTIMA PÁGINA DEL DIARIO DE UN SOLDADO

Han pasado muchos años desde el inicio de la guerra. Durante ese tiempo, he peleado en un sinfín de batallas y misteriosamente, sobrevivido a todas ellas. He observado al enemigo quemar las casas de mis compatriotas, matar a cualquier que se les interponga, e incluso disfrutar la muerte de sus víctimas. He visto caer en batalla a mis mejores amigos y a mis más crueles enemigos. He oído las últimas palabras de mis moribundos compañeros, pidiéndome que escriba a sus familias diciendo que murieron como héroes y no escapando de la batalla. He causado dolor a mis enemigos así como ellos me provocaron el mismo sufrimiento. He caminado por el desierto abrasador y por las más gélidas montañas, solo acompañado de mi arma, mi defensora. He luchado en muchas batallas y soportado las últimas escaramuzas, viendo a mi tropa reducirse más.

Solamente quedamos unos cuantos, cada minuto muere uno más, en cada segundo se oye un disparo más, un grito más, ya sea nuestro o de los adversarios. Ya sabemos que las guerra está perdida y que la patria está vencida, pero seguiremos luchando, porque mientras sigamos con vida, el adversario jamás reclamará esta tierra como suya y tal vez en el futuro nuestra patria grite, como hace casi mil años: ¡Libertad!


domingo, 23 de febrero de 2014

Un día sin carne

Quedan tres horas para que termine el día y con él, la terrible misión de no consumir carne por veinticuatro horas. Y es que todo empezó al enterarme que mi hermana se había convertido al vegetarianismo y plantearme la idea de entender su nuevo estilo de vida.

Al despertarme inicié el día con mi rutina de trote, y luego de una hora de ejercicio retorné a mi casa. Me lavé, tomé un poco de agua y puse un par de rebanadas de pan en el tostador. Al abrir el refrigerador, mi vista se detuvo por un instante en las tentaciones carnívoras más apetitosas que existen: jamón serrano, hamburguesas, salchicha huachana y un poco de chuleta ahumada. Por un instante la tentación me invadió y sentí el impulso de tomar cualquiera de aquellas apetitosas opciones de alimentos para iniciar mi dieta carnívora. Sin embargo, mi deseo de conocer el nuevo estilo de vida de mi pequeña hermanita fue mayor y terminé comiendo un sandwich de mantequilla de maní y mermelada de zarzamora, lo cual acompañe con un vaso de leche de almendras que "tomé prestado" del gabinete especial de mi hermana.

Para el almuerzo habíamos decidido ir a comer afuera, por lo que decidimos buscar algún lugar en Barranco, lo que terminó en un buffet de comida vegetariana y mi adicción al ceviche de champiñones y carne de soya. Luego de probar diferentes guisos y ensaladas utilizando garbanzos, carne de soya, quinua y frijoles, mi a estomago se llenó y mi cerebro le indicó a mi cuerpo que me detuviera.

Finalmente para la cena, solo tomé un poco de te y me puse a escribir este post en el blog que he abandonado pero estoy empezando a restaurar. Sin más que contarles me despido con la promesa de algún día escribir algo más.

Saludos,

Feru.


domingo, 3 de noviembre de 2013

Reprogramando mi vida

Quiero iniciar este post indicando que luego de veinticuatro años de existencia he llegado a la conclusión de que la vida está compuesta por etapas, las cuales forman los capítulos de la historia de nuestra existencia. Y que cuando terminamos esas etapas, es común entrar en un estado de limbo, sin saber que hacer luego de aquellos eventos que cambian el curso de nuestras insignificantes vidas. Ese momento clave, ese punto de inflexión, aquel cambio, genera confusión, esa sensación de duda que hace que las personas encuentren complicado cerrar una etapa de su vida.

Durante años he visto a mis amigos y conocidos vivir esos dramas propios de la confusión y el cambio súbito, los cuales durante años han sido desconocidos para mí, y no porque los eventos que ocurrían en mi vida eran diferentes a los de otras personas, si no por la ausencia de un cambio radical. 

Ese momento crucial, aquel cambio radical ocurrió en mi vida hace una semana. Al inicio no le dí mucha importancia, tomé los eventos de aquel día como eventos comunes sin brindarles la debida atención y durante varios días estuve en el limbo, sin saber que hacer o como ocupar mi tiempo. Debo confesar que los primeros días luego de los sucesos, me fue complicado concentrarme en algo específico, pero luego me di cuenta que mejoré mi desempeño en el trabajo, mi tiempo libre lo empecé a utilizar para retomar viejos pasatiempos y en mis momentos de ocio y pereza podía ver que miles de ideas impresionantes cursaban por mi cabeza. 

Tal vez ese cambio, que al comienzo me resultó complejo y difícil de manejar, me dio diferentes motivos para seguir adelante. Claro ejemplo de ello es que este fin de semana largo me la pasé ordenando mi cuarto, desechando cosas viejas y programando mi vida para una nueva etapa. Me he dado cuenta que aún quedan dos meses de este año y tal vez ha llegado el momento de utilizar toda mi capacidad y hacer algo realmente impresionante.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Independencia total

No dejes tus cosas en la sala, limpia tu cuarto, lava los platos, recoge tu ropa. Estas son algunas de las frases que tengo que escuchar todo el día mientras vivo, como diría mi abuela, de "alojado" en casa de mis padres. Y es que cuando terminé la universidad, y empecé a formar parte de la población económicamente activa, no imaginé que la gran indenpendencia de la que todos hablan fuera de este modo.

No lo tomen a mal, mis padres no son los típicos metiches que tratan de conocer cada detalle de mi extraña vida, tampoco son de aquellos que "prohiben" a sus hijos mayores de edad salir cuando quieran, y mucho menos de ese tipo de padres que cree que aun sigues en el colegio.

Si comparo el trato de mis padres con el que reciben algunos amigos por parte de los suyos, entonces vivir en mi casa es el paraíso, y es que no tengo que dar explicaciones de por que llego tarde, no me cierran la puerta si no llego a cenar y solo tengo que decirles que no llegaré para que después no estén reclamandome la comida que prepararon por gusto.

Sin embargo, aquella supuesta independencia que tengo me ha empezado a aburrir. Tal vez por que ese tipo de independencia la tengo por lo menos unos seis años, desde que empecé con un trabajo de medio tiempo mientras estudiaba en la universidad. Es por ello que siento que ahora es momento de dar el siguiente paso: vivir solo. Muchos amigos me dicen que vivir solo es muy complicado, y no digo que no lo sea, pero creo que es momento de empezar una vida propia sin las restricciones, las cuales no son muchas, que aun tengo en casa de mis padres.

Existe un punto de quiebre en la vida de todas las personas, ese momento en el que tu vida toma un rumbo distinto e inicia una nueva etapa. Para mi, eso ocurrió el día de ayer. El día que todo cambió, el día en que mis objetivos se definieron nuevamente, en el que elaboré un nuevo plan para el futuro, el día en que inicia mi proceso de independencia.




domingo, 28 de julio de 2013

Felices Fiestas Patrias - 2013

Es pasado el mediodía, por un instante miro por la ventana del Starbucks de Miguel Dasso para observar el cielo gris de Lima y evadir los ojos de la chica de aspecto extranjero que no deja de mirar hacia el rincón donde estoy sentado.

Mientras me intento concentrar en redactar algo para este blog, empiezo a revisar los borradores que había escrito para algunas entradas en ocasiones anteriores. Luego de darles una revisión rápida tomo un sorbo del café latte con leche sin lactosa que yace en la pequeña mesa circular enfrente del "cómodo sillón" en el que estoy sentado y empiezo a escribir.

Si alguien me hubiera dicho, tan solo unos cuantos años atrás, que pasaría el 28 de Julio sentado en un sillón viejo de Starbucks, escribiendo algo para mi blog abandonado, mirando constantemente mi celular con el temor de una llamada del trabajo, preocupado por el mensaje presidencial y acechado por las constantes miradas de una chica, me hubiera reído por lo extraña y exagerada de la situación.

Al mirar por la ventana una vez más, veo como las combis y buses circulan por las avenidas principales, como de una de ellas baja una señora con una bolsa de plástico que contiene caramelos, como unos niños hacen piruetas en los cruces peatonales para luego pedir dinero a los conductores, y en mi mente empiezan a resonar los discursos llenos de promesas hechos por todos aquellos que han intentado llegar al poder.

¿Realmente la nación que somos ahora era el plan de los que impulsaron la libertad de los países latinoamericanos? ¿Somos realmente la nación que deberíamos ser? ¿Podemos ser una gran nación? Y mientras se generan estas y otras preguntas en mi cabeza, cambio casualmente a la pestaña del diario El Comercio, en cuyo portal se observan las fotos de las protestas del día de ayer.

Son exactamente 192 años de independencia, y aun somos un país dividido, que no puede encontrar el camino hacia el progreso, donde las personas tienen que protestar para que se reconozcan derechos básicos, o donde existen organizaciones que se camuflan en las protestas, y en muchos casos las organizan, para generar caos y justificar su estúpida existencia.

Tal vez el Perú cambie algún día, es la frase que le digo a los taxistas al momento de bajarme en mi destino, y quizá una de las razones por la cual la digo a cada rato, es para convencerme de la veracidad de dicha frase. Es cierto que el país está cambiando y progresando, sin embargo, ese cambio no es percibido por toda la población, sino por aquella minoría que siempre se ha beneficiado de los buenos y malos momentos del país.

La corrupción, la delincuencia, la vagancia, la falta de visión, son algunos de los tantos males que aun pudren día a día a este país de bandera bicolor que aun quiero. La falta de identidad nacional también es otro problema, nos seguimos discriminando entre peruanos, poniendo el palito en el piso para que nuestros compatriotas caigan, en vez de ayudarnos mutuamente para avanzar en conjunto.

Quizá nos falta un objetivo en común, o líderes nuevos, o simplemente una generación de personas excepcionales, con valores y talento para hacer el cambio. Quizá mi generación no logré hacer el cambio que necesitamos, pero estoy seguro que al menos dejaremos el camino para que aquellos que vienen detrás lleven al país a la gloria que tanto añoramos.

Felices fiestas patrias.

domingo, 2 de junio de 2013

Sacrificios de última hora

A veces me pregunto si será algo normal en las personas el hecho de dejar todo para el último momento. Usualmente ser de aquel tipo de persona, pero hoy me he dado cuenta que estoy llegando al extremo.

El solo hecho de redactar este post a las 23:10 horas del día domingo, día en el que suelo publicar mis posts, me ha hecho darme cuenta de la triste y dolorosa realidad: mi vida está desordenada. No solo he dejado este post para el final, si no también el lavado de mi ropa, la limpieza de mi cuarto, la preparación de la cena y mi informe profesional para obtener mi título.

Creo que la desesperación me ha hecho entrar en un momento de inspiración y de optimismo extremo, o tal vez solo sea el café actuando y proporcionándome una alta dosis de energía haciéndome creer que soy todopoderoso.

Soy una persona optimista y se que todo se puede hacer si se tiene dedicación y entusiasmo. Sin embargo, analizando mi vida me he dado cuenta que no me estoy dedicando a nada en absoluto. No me malinterpreten, no es que no esté haciendo nada y este vagando todo el día, si no es el hecho que a pesar de tener muchas cosas que hacer, no les estoy dando ni el tiempo ni el entusiasmo necesario para terminarlas, lo cual tiene como consecuencia que muchas de esas cosas las haga a última hora.

Me he dado cuenta de aquello y estoy contra el reloj, he ideado en mi cabeza un plan perfecto con el cual podré, en teoría cumplir con mis objetivos antes del 14 de este mes, el cual consiste en ordenar mi vida y sacrificarlo todo. Tal vez sea algo tarde, pero nunca es tarde si se pone el esfuerzo necesario. Espero conseguir cumplir con todos mis pendientes antes del 14 de junio y tal vez el día del padre escribiré lo genial que siente terminar algo.