domingo, 3 de noviembre de 2013

Reprogramando mi vida

Quiero iniciar este post indicando que luego de veinticuatro años de existencia he llegado a la conclusión de que la vida está compuesta por etapas, las cuales forman los capítulos de la historia de nuestra existencia. Y que cuando terminamos esas etapas, es común entrar en un estado de limbo, sin saber que hacer luego de aquellos eventos que cambian el curso de nuestras insignificantes vidas. Ese momento clave, ese punto de inflexión, aquel cambio, genera confusión, esa sensación de duda que hace que las personas encuentren complicado cerrar una etapa de su vida.

Durante años he visto a mis amigos y conocidos vivir esos dramas propios de la confusión y el cambio súbito, los cuales durante años han sido desconocidos para mí, y no porque los eventos que ocurrían en mi vida eran diferentes a los de otras personas, si no por la ausencia de un cambio radical. 

Ese momento crucial, aquel cambio radical ocurrió en mi vida hace una semana. Al inicio no le dí mucha importancia, tomé los eventos de aquel día como eventos comunes sin brindarles la debida atención y durante varios días estuve en el limbo, sin saber que hacer o como ocupar mi tiempo. Debo confesar que los primeros días luego de los sucesos, me fue complicado concentrarme en algo específico, pero luego me di cuenta que mejoré mi desempeño en el trabajo, mi tiempo libre lo empecé a utilizar para retomar viejos pasatiempos y en mis momentos de ocio y pereza podía ver que miles de ideas impresionantes cursaban por mi cabeza. 

Tal vez ese cambio, que al comienzo me resultó complejo y difícil de manejar, me dio diferentes motivos para seguir adelante. Claro ejemplo de ello es que este fin de semana largo me la pasé ordenando mi cuarto, desechando cosas viejas y programando mi vida para una nueva etapa. Me he dado cuenta que aún quedan dos meses de este año y tal vez ha llegado el momento de utilizar toda mi capacidad y hacer algo realmente impresionante.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Independencia total

No dejes tus cosas en la sala, limpia tu cuarto, lava los platos, recoge tu ropa. Estas son algunas de las frases que tengo que escuchar todo el día mientras vivo, como diría mi abuela, de "alojado" en casa de mis padres. Y es que cuando terminé la universidad, y empecé a formar parte de la población económicamente activa, no imaginé que la gran indenpendencia de la que todos hablan fuera de este modo.

No lo tomen a mal, mis padres no son los típicos metiches que tratan de conocer cada detalle de mi extraña vida, tampoco son de aquellos que "prohiben" a sus hijos mayores de edad salir cuando quieran, y mucho menos de ese tipo de padres que cree que aun sigues en el colegio.

Si comparo el trato de mis padres con el que reciben algunos amigos por parte de los suyos, entonces vivir en mi casa es el paraíso, y es que no tengo que dar explicaciones de por que llego tarde, no me cierran la puerta si no llego a cenar y solo tengo que decirles que no llegaré para que después no estén reclamandome la comida que prepararon por gusto.

Sin embargo, aquella supuesta independencia que tengo me ha empezado a aburrir. Tal vez por que ese tipo de independencia la tengo por lo menos unos seis años, desde que empecé con un trabajo de medio tiempo mientras estudiaba en la universidad. Es por ello que siento que ahora es momento de dar el siguiente paso: vivir solo. Muchos amigos me dicen que vivir solo es muy complicado, y no digo que no lo sea, pero creo que es momento de empezar una vida propia sin las restricciones, las cuales no son muchas, que aun tengo en casa de mis padres.

Existe un punto de quiebre en la vida de todas las personas, ese momento en el que tu vida toma un rumbo distinto e inicia una nueva etapa. Para mi, eso ocurrió el día de ayer. El día que todo cambió, el día en que mis objetivos se definieron nuevamente, en el que elaboré un nuevo plan para el futuro, el día en que inicia mi proceso de independencia.




domingo, 28 de julio de 2013

Felices Fiestas Patrias - 2013

Es pasado el mediodía, por un instante miro por la ventana del Starbucks de Miguel Dasso para observar el cielo gris de Lima y evadir los ojos de la chica de aspecto extranjero que no deja de mirar hacia el rincón donde estoy sentado.

Mientras me intento concentrar en redactar algo para este blog, empiezo a revisar los borradores que había escrito para algunas entradas en ocasiones anteriores. Luego de darles una revisión rápida tomo un sorbo del café latte con leche sin lactosa que yace en la pequeña mesa circular enfrente del "cómodo sillón" en el que estoy sentado y empiezo a escribir.

Si alguien me hubiera dicho, tan solo unos cuantos años atrás, que pasaría el 28 de Julio sentado en un sillón viejo de Starbucks, escribiendo algo para mi blog abandonado, mirando constantemente mi celular con el temor de una llamada del trabajo, preocupado por el mensaje presidencial y acechado por las constantes miradas de una chica, me hubiera reído por lo extraña y exagerada de la situación.

Al mirar por la ventana una vez más, veo como las combis y buses circulan por las avenidas principales, como de una de ellas baja una señora con una bolsa de plástico que contiene caramelos, como unos niños hacen piruetas en los cruces peatonales para luego pedir dinero a los conductores, y en mi mente empiezan a resonar los discursos llenos de promesas hechos por todos aquellos que han intentado llegar al poder.

¿Realmente la nación que somos ahora era el plan de los que impulsaron la libertad de los países latinoamericanos? ¿Somos realmente la nación que deberíamos ser? ¿Podemos ser una gran nación? Y mientras se generan estas y otras preguntas en mi cabeza, cambio casualmente a la pestaña del diario El Comercio, en cuyo portal se observan las fotos de las protestas del día de ayer.

Son exactamente 192 años de independencia, y aun somos un país dividido, que no puede encontrar el camino hacia el progreso, donde las personas tienen que protestar para que se reconozcan derechos básicos, o donde existen organizaciones que se camuflan en las protestas, y en muchos casos las organizan, para generar caos y justificar su estúpida existencia.

Tal vez el Perú cambie algún día, es la frase que le digo a los taxistas al momento de bajarme en mi destino, y quizá una de las razones por la cual la digo a cada rato, es para convencerme de la veracidad de dicha frase. Es cierto que el país está cambiando y progresando, sin embargo, ese cambio no es percibido por toda la población, sino por aquella minoría que siempre se ha beneficiado de los buenos y malos momentos del país.

La corrupción, la delincuencia, la vagancia, la falta de visión, son algunos de los tantos males que aun pudren día a día a este país de bandera bicolor que aun quiero. La falta de identidad nacional también es otro problema, nos seguimos discriminando entre peruanos, poniendo el palito en el piso para que nuestros compatriotas caigan, en vez de ayudarnos mutuamente para avanzar en conjunto.

Quizá nos falta un objetivo en común, o líderes nuevos, o simplemente una generación de personas excepcionales, con valores y talento para hacer el cambio. Quizá mi generación no logré hacer el cambio que necesitamos, pero estoy seguro que al menos dejaremos el camino para que aquellos que vienen detrás lleven al país a la gloria que tanto añoramos.

Felices fiestas patrias.

domingo, 2 de junio de 2013

Sacrificios de última hora

A veces me pregunto si será algo normal en las personas el hecho de dejar todo para el último momento. Usualmente ser de aquel tipo de persona, pero hoy me he dado cuenta que estoy llegando al extremo.

El solo hecho de redactar este post a las 23:10 horas del día domingo, día en el que suelo publicar mis posts, me ha hecho darme cuenta de la triste y dolorosa realidad: mi vida está desordenada. No solo he dejado este post para el final, si no también el lavado de mi ropa, la limpieza de mi cuarto, la preparación de la cena y mi informe profesional para obtener mi título.

Creo que la desesperación me ha hecho entrar en un momento de inspiración y de optimismo extremo, o tal vez solo sea el café actuando y proporcionándome una alta dosis de energía haciéndome creer que soy todopoderoso.

Soy una persona optimista y se que todo se puede hacer si se tiene dedicación y entusiasmo. Sin embargo, analizando mi vida me he dado cuenta que no me estoy dedicando a nada en absoluto. No me malinterpreten, no es que no esté haciendo nada y este vagando todo el día, si no es el hecho que a pesar de tener muchas cosas que hacer, no les estoy dando ni el tiempo ni el entusiasmo necesario para terminarlas, lo cual tiene como consecuencia que muchas de esas cosas las haga a última hora.

Me he dado cuenta de aquello y estoy contra el reloj, he ideado en mi cabeza un plan perfecto con el cual podré, en teoría cumplir con mis objetivos antes del 14 de este mes, el cual consiste en ordenar mi vida y sacrificarlo todo. Tal vez sea algo tarde, pero nunca es tarde si se pone el esfuerzo necesario. Espero conseguir cumplir con todos mis pendientes antes del 14 de junio y tal vez el día del padre escribiré lo genial que siente terminar algo.

domingo, 26 de mayo de 2013

Desconexión

Que no daría por desconectarme del mundo al menos un día. Y a pesar que es uno de mis tantos deseos, no puedo cumplirlo, siendo la prueba de ello este post. Imagino que muchos de ustedes, que en este momento están leyendo mi pésima redacción llena de errores ortográficos, pensaran que desconectarse del mundo es fácil, pero déjenme ponerlo de la siguiente manera: ¿Acaso es posible apagar su celular durante todo un día? ¿Son capaces de no usar Facebook al menos por un par de horas? ¿Piensan no ver las noticias, o su programa favorito? ¿O leer los titulares en los periódicos en línea? Sean sinceros con ustedes mismos, para muchos de nosotros es imposible, y no por que se haya convertido en un vicio, lo cual es cierto en el caso de algunas personas, si no porque ahora se ha vuelto una necesidad.

Muchas personas trabajan conectadas a Internet, algunos reciben un sueldo solo por el hecho de estar disponibles para contestar sus correos o responder llamadas en sus teléfonos celulares. Otros viven de subir información a Internet, o manejan sus empresas de manera remota. Hay personas que reciben dinero por controlar cuentas de redes sociales y otros personas, como yo, escriben sus ideas más extrañas en un blog.

Todas estas ideas raras que cruzaron mi mente el domingo por la mañana mientras comía una butifarra hecha en casa, me han hecho recordar las palabras que un amigo me dijo mientras almorzábamos hace unas semanas: "Los nuevos ricos son aquellos que se pueden dar el lujo de desconectarse cuando quieran". Y es que antes el estar conectado a la "nube" era un lujo, el privilegio de unos pocos y una forma de decir que lo tenías todo. Esto ha cambiado y con el paso de los años el acceso se ha estado masificando. Ahora es normal estar conectado y se considera un derecho en muchos países, tanto así que el gobierno impulsa proyectos para conectar a la gente de zonas rurales a la gran nube de información.

Sin embargo, el hecho de esta conexión masiva a la nube tiene su lado oscuro. Es más fácil estar en peligro, estar expuesto y a veces tengo la impresión que lo único privado que tengo son los pensamientos en mi mente. Además la tecnología, la cual hace más "simple" nuestras vidas, en muchos casos vuelve dependientes a las personas, quienes en poco tiempo olvidan como era hace unos años cuando nada de esto existía.

La pregunta es si realmente es bueno, si es bueno que un niño use una calculadora en la escuela primaria, o que tenga su primer teléfono celular a los 6 años, o que utilice una tablet para jugar en la escuela incial. Tal vez estamos creando una generación de personas que solo sepan hacer cosas de manera mecánica y no sean capaces de razonar y encontrar soluciones simples a problemas complejos. 

Hace años el más fuerte era el que lideraba el mundo, eso ha cambiado. Tal vez no estén de acuerdo conmigo, pero los nuevos líderes serán aquellos que sepan como controlar la red, sean capaces de desconectarse cuando quieran y entiendan el nuevo flujo que domina esta nueva era. Un era en que la información fluye de manera más rápida, en que casi todo el mundo está conectado y en el que la nube se ha vuelto el nuevo territorio a colonizar. Al parecer quien domine la nube, dominará el mundo.


domingo, 19 de mayo de 2013

Un apocalipsis cliché

Todo empezó con un relámpago,  luego el sonido de un trueno y finalmente el grito de emoción de la gente de la ciudad de Lima al ver por primera vez aquel espectáculo de luces. Es obvio que por aquella reacción se pueda deducir que en Lima nunca, o casi nunca hay lluvia con truenos y relámpagos, y para ser sincero, casi nunca llueve. En ese momento me uní a la emocionada multitud que con sus celulares grababa aquel bello y aterrador espectáculo. Algunas personas un poco más sensatas buscaban refugio de lo que para muchos de ellos era un diluvio o el inicio del final de nuestro mundo.

La lógica me decía que un espectáculo así es extraño y algo peligroso, pero me deje llevar por la emoción del momento y me dedique a grabar un clip de video para luego subirlo a mi canal de Youtube. Como todo entusiasta de los videos buscaba la mejor posición para poder captar de mejor manera la belleza de aquel magnífico evento. Al espectáculo de truenos y relámpagos le siguió una lluvia de estrellas fugaces, que otorgaban aún más belleza al escenario que en aquel momento filmaba. La belleza de las imágenes que capturaba con mi Iphone 4S no podía compararse con lo que veían mis ojos.

Sin embargo, fue una de aquellas "estrellas fugaces" la que me hizo darme cuenta de la triste realidad, era el fin del mundo. Uno de los meteoritos, a los que denominamos "estrellas fugaces" se dirigió hacia donde me encontraba y gracias a mis reflejos algo oxidados pude esquivar la bola de fuego de tamaño de un pelota de fútbol que impactó el lugar en el que segundos antes me encontraba. Sin pensarlo dos veces busque refugio en un edifico cercano y luego de lo que pareció una eternidad, acabó el ruido que hacían de las "estrellas fugaces" al impactar sobre las casas, edificios y personas que se encontraban afuera.

Al salir del edificio que por algún extraño motivo aun quedaba entero, me quedé anonadado por el panorama que veía. La ciudad en la que vivía estaba destruida, los cuerpos de algunas personas calcinados o destrozados teñían de rojo y negro las ruinas de mi ciudad. Con la mente saturada por las imágenes horribles que apreciaba, caminé sin rumbo por horas, en un estado de bloqueo mental que me impedía sentir cansancio, hambre o sed. Finalmente, luego de lo que pareció un instante pero fueron realmente diez horas, cosa que pude verificar con mi celular, llegué a las ruinas de un templo Pachacamac. Aún no se como es que me animé a subir, ya que el dolor y el cansancio me invadían por completo, pero cuando estaba a punto de llegar a la cima todo se oscureció y ante mis ojos estaba el techo de color blanco de mi habitación, la cual estaba iluminada por la tenue luz del amanecer.

Tranquilo por el hecho que fuera un simple sueño, intenté levantarme para ir a la cocina a tomar un poco de agua, pero  grande fue mi sorpresa al notar que no podía moverme, como si algún objeto pesado estuviera sobre mi cuerpo. Desesperado intente mover cualquier parte de mi cuerpo sin éxito alguno, aquel resultado no hacía más que aumentar mi desesperación y miedo. Finalmente luego de algunos minutos me tranquilicé y empecé a respirar, lo que hizo que después de un tiempo pudiera recuperar el control de mi cuerpo.

Luego me enteraría que aquel estado luego de mi sueño apocalíptico se conoce como parálisis de sueño y que el hecho de tranquilizarme es la mejor medida que se puede tomar en esas situaciones. Finalmente terminé escribiendo aquella rara experiencia y mientras mis dedos presionan las teclas de mi laptop no puedo evitar mirar por mi ventana y pensar si lo que sucede en este momento es la realidad o es solo otro de mi sueños cliché.


sábado, 6 de abril de 2013

Shin Sekai Yori - Reseña

A pesar que he estado algo ocupado, me he dado el tiempo de ver uno que otro anime. Debo confesar que no vi este anime desde su estreno y que el primer capítulo no llamó mucho mi atención. Sin embargo, luego de terminar de ver el último episodio, aquella primera impresión cambió totalmente.

Este anime está basado en la novela del mismo nombre escrita por Yusuke Kishi, y esa tal vez es la razón por la cual este anime cuenta con un argumento realmente impresionante. Esta historia se sitúa en un futuro donde los seres humanos poseen poderes psíquicos En esta época, cinco niños - Saki, Satoru, Shun, Maria y Mamoru - viven tranquilamente en el distrito 66 de Kamisu. Sin embargo, esta tranquilidad se ve afectada luego de ciertos eventos que van revelando la verdadera historia de la sociedad en la que viven. 


Como mencioné al incio, Shin Sekai Yori es un anime que tiene un argumento impresionante y complejo, observándose giros inesperados a lo largo de la historia. A pesar de ello, se van soltando de manera adecuada todas las piezas necesarias para entender la trama, lo que hace que el espectador termine satisfecho al terminar de ver la serie y esta lo deja sin duda alguna al finalizar.


En cuanto a la banda sonora, es bastante buena. La música es apropiada para cada momento y tiene un repertorio de melodías de muy buena calidad. Lamentablemente esta serie no cuenta con opening, lo cual es algo poco usual, aunque le otorga un aire más misterioso a cada capítulo. Esta serie cuenta con 2 endings: Wareta Ringo de Risa Taneda (episodios 1 al 16) y Yuki ni Saku Hana de Kana Hanazawa (episodios 17 al 25), los cuales son bastante buenos, así como la serie de imágenes que se muestran al final de cada capítulo.

La animación no es espectacular pero es suficiente para lo que se desea mostrar al público. En muchas escenas se pueden observar paisajes bien detallados y en algunos episodios se observan escenas espectaculares.


Esta serie es recomendable para todo aquel que le guste el misterio y una buena historia. y como mencioné antes, a pesar de ser compleja, no es difícil de entender. Por todo lo mencionado en este post, en mi opinión Shin Sekai Yori se merece una calificación de 9 sobre 10.