domingo, 19 de mayo de 2013

Un apocalipsis cliché

Todo empezó con un relámpago,  luego el sonido de un trueno y finalmente el grito de emoción de la gente de la ciudad de Lima al ver por primera vez aquel espectáculo de luces. Es obvio que por aquella reacción se pueda deducir que en Lima nunca, o casi nunca hay lluvia con truenos y relámpagos, y para ser sincero, casi nunca llueve. En ese momento me uní a la emocionada multitud que con sus celulares grababa aquel bello y aterrador espectáculo. Algunas personas un poco más sensatas buscaban refugio de lo que para muchos de ellos era un diluvio o el inicio del final de nuestro mundo.

La lógica me decía que un espectáculo así es extraño y algo peligroso, pero me deje llevar por la emoción del momento y me dedique a grabar un clip de video para luego subirlo a mi canal de Youtube. Como todo entusiasta de los videos buscaba la mejor posición para poder captar de mejor manera la belleza de aquel magnífico evento. Al espectáculo de truenos y relámpagos le siguió una lluvia de estrellas fugaces, que otorgaban aún más belleza al escenario que en aquel momento filmaba. La belleza de las imágenes que capturaba con mi Iphone 4S no podía compararse con lo que veían mis ojos.

Sin embargo, fue una de aquellas "estrellas fugaces" la que me hizo darme cuenta de la triste realidad, era el fin del mundo. Uno de los meteoritos, a los que denominamos "estrellas fugaces" se dirigió hacia donde me encontraba y gracias a mis reflejos algo oxidados pude esquivar la bola de fuego de tamaño de un pelota de fútbol que impactó el lugar en el que segundos antes me encontraba. Sin pensarlo dos veces busque refugio en un edifico cercano y luego de lo que pareció una eternidad, acabó el ruido que hacían de las "estrellas fugaces" al impactar sobre las casas, edificios y personas que se encontraban afuera.

Al salir del edificio que por algún extraño motivo aun quedaba entero, me quedé anonadado por el panorama que veía. La ciudad en la que vivía estaba destruida, los cuerpos de algunas personas calcinados o destrozados teñían de rojo y negro las ruinas de mi ciudad. Con la mente saturada por las imágenes horribles que apreciaba, caminé sin rumbo por horas, en un estado de bloqueo mental que me impedía sentir cansancio, hambre o sed. Finalmente, luego de lo que pareció un instante pero fueron realmente diez horas, cosa que pude verificar con mi celular, llegué a las ruinas de un templo Pachacamac. Aún no se como es que me animé a subir, ya que el dolor y el cansancio me invadían por completo, pero cuando estaba a punto de llegar a la cima todo se oscureció y ante mis ojos estaba el techo de color blanco de mi habitación, la cual estaba iluminada por la tenue luz del amanecer.

Tranquilo por el hecho que fuera un simple sueño, intenté levantarme para ir a la cocina a tomar un poco de agua, pero  grande fue mi sorpresa al notar que no podía moverme, como si algún objeto pesado estuviera sobre mi cuerpo. Desesperado intente mover cualquier parte de mi cuerpo sin éxito alguno, aquel resultado no hacía más que aumentar mi desesperación y miedo. Finalmente luego de algunos minutos me tranquilicé y empecé a respirar, lo que hizo que después de un tiempo pudiera recuperar el control de mi cuerpo.

Luego me enteraría que aquel estado luego de mi sueño apocalíptico se conoce como parálisis de sueño y que el hecho de tranquilizarme es la mejor medida que se puede tomar en esas situaciones. Finalmente terminé escribiendo aquella rara experiencia y mientras mis dedos presionan las teclas de mi laptop no puedo evitar mirar por mi ventana y pensar si lo que sucede en este momento es la realidad o es solo otro de mi sueños cliché.


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